Llegaron a la Península en los incios del primer milenio, asentándose en la Meseta norte y en el noroeste, provenientes de Centroeuropa. Aportaron el uso de la metalurgia, y se asentaron en
castros. Sus costumbres son bastante desconocidas, pero sabemos que hablaban lenguas indoeuropeas, no conocían la escritura y se dedicaban principalmente a la ganadería.
Se asentaron en el sur de la Península y en la costa mediterránea. Eran un conjunto de pueblos con características comunes que nunca llegaron a formar una unidad política, aunque si una entidad cultural muy destacada. Su modelo políticoa más frecuente fue la monarquía. La sociedad era tribal y muy jerarquizada, y los poblados estaban amurallados en zonas de fácil defensa. Su economía se basó en agricultura y la ganadería, estableciendo imporantes relaciones comerciales. Conocían la escritura, su religión y su arte recibieron notables influencias griegas, destacando el arte figurativo, de funcionalidad religiosa o funeraria.
En la zona central confluyeron ambas culturas, predominando los valores celtas.
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